CÓRDOBA, LA ÚLTIMA


  • Córdoba, la última -  
  •   Córdoba, la ÚLTIMA por RAFAEL MIR JORDANO
    Rafael Mir Jordano
No se diga que el Gobierno no nos dedica sus desvelos. El Gobierno ha informado recientemente que la celda 30 del cementerio atómico de El Cabril (Hornachuelos, Córdoba), gracias a inversiones que se han venido realizando hasta julio de 2916, seguirá recibiendo residuos nucleares, que califica de muy baja actividad, hasta el año 2040. La capacidad total de almacenamiento de las celdas es de 130.000 metros cúbicos.
Aunque se nos asegure, en virtud de informes técnicos interesados, que no hay riesgo para la población cordobesa, es indiscutible que por remoto e improbable que sea el riesgo, el riesgo existe. Sin duda un terremoto de alta intensidad en la zona podría fracturar los contenedores “irrompibles” de residuos, y en un importante radio de acción los cánceres se multiplicarían en muchos cordobeses y sus hijos nacerían con malformaciones. Sin duda los cordobeses somos una privilegiados.
Pero este Gobierno no solo nos privilegia con regalos atómicos, sino que también nos muestra su predilección en los Presupuestos Generales del Estado, pues sitúa a la capital y a la provincia a la cola del país en inversiones, que se reducen en un 8% en relación al 2016. La inversión en Córdoba será un 65% menor que le media nacional. En el ranking de inversión por habitante, están Zamora –1.605,22 euros por habitante—y Orense –1.603,98 euros—a la cabeza, y en la cola, Almería --77.67 euros por habitante—la penúltima, y la última Córdoba, con 69, 96 euros por habitante. Ni para un traje; indignante.
No estoy afiliado a ningún partido político, ni lo he estado nunca, ni siquiera cuando fui delegado provincial del Ministerio de Cultura. Y probablemente con lo que voy a decir más adelante se me calificará de tonto útil y compañero de viaje, si todavía se utilizan estas calificaciones, que antaño se usaban para descalificar a quienes pensaban y se expresaban con responsabilidad e independencia.
Pero no me importa. Lo que no quiero ser en modo alguno es un sumiso masoquista.
Y esta es mi maligna idea: ningún cordobés debería dar su voto, en las venideras elecciones, al partido del Gobierno, que para los cordobeses es el partido de El Cabril y de los presupuestos.
* Abogado y escritor

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